El día 20 de junio la comisión de actividades de APTIC nos regaló un estupendo fin de curso con la charla Érase una vez en Sprigfield. María José Aguirre de Cárcer y Carlos Spitzer Ysbert nos hablaron de su experiencia como traductora y ajustador y actor de doblaje de Los Simpson, con lo que pudimos adentrarnos en el mundo de la traducción audiovisual (TAV).
¿Habéis oído alguna vez aquello de que «el doblaje es una ataque a la versión original»? Si bien es verdad que hay muchos detractores de las series y las películas dobladas, España ha sido reconocida como uno de los países donde mejor calidad tiene el doblaje audiovisual. Prueba de ello son los estudios especializados en traducción audiovisual y doblaje, cuya oferta aumenta año tras año.
Sin embargo, hace veinticinco años la formación de los traductores no alcanzaba este campo, por lo que el autodidactismo fue la fuente de aprendizaje principal de la profesión. María José Aguirre y Carlos Ysbert son dos grandes ejemplos de cómo era la TAV en los años ochenta y cómo ha evolucionado hasta ahora. Estas dos grandes figuras nos contaron todos los intríngulis del proceso: desde que el traductor recibe el guion —no siempre tan completo como quisiera— hasta que el adaptador lo ajusta, pasando por el reparto de voces.
Lo primero en lo que hicieron hincapié fue en la importancia de conocer bien ambas culturas, tanto la de origen como la de llegada. La TAV no deja de ser un campo especializado de traducción y, por ende, una forma de comunicar un producto cultural. Estar al día, leer la prensa, conocer la cartelera del momento, las jergas que utilizan determinados sectores de población, etc. es vital para aportar calidad a la traducción de un guion. Sin embargo, como ocurre en otras áreas, a veces no hay tiempo para documentarse. En series como Castle —también dirigida por Ysbert—, un episodio es emitido el domingo por la noche en EE. UU. y, en tres días, ha de estar listo para ser emitido en España.
Si hay algo fundamental en la traducción de un guion es la imagen. «Si no tenemos el texto, podemos traducir de oído —antes eso se hacía mucho—; pero sin imagen no. La imagen es vital», afirmaba Aguirre. Esto lo saben, sobre todo, los compañeros que traducen videojuegos, quienes trabajan —¡y pelean!—únicamente con el apoyo de la hoja de Excel. Para confirmar las palabras de Aguirre, vimos la entradilla de un capítulo de Los Simpson y comprobamos la cantidad de información que hay para traducir antes de que empiecen a hablar los personajes.
Por otro lado, cuando el traductor recibe el guion se informa, se abastece de glosarios y diccionarios, y, en muchos casos, hasta escribe cartas creativas para los personajes. Aunque según Aguirre «no hay nada intraducible», la recopilación de todos estos recursos le allanarán el camino ante expresiones y giros lingüísticos o culturales especialmente complicados de traer a la lengua meta.
«Intraducible en realidad no hay nada, todo es una adaptación». #APTIC_Simpson
— Gala Gil Amat (@transGalator) junio 20, 2015
A esta tarea de traducción, se le une la demanda, por parte de la productora, de la creación de glosarios. Estos serán utilizados para la creación de videojuegos y aplicaciones, pues el rodaje de algunas películas es la excusa y promoción de productos electrónicos complementarios.
Otro problema que se plantea es el habla de los personajes. Si bien es cierto que cada personaje tiene un idiolecto definido y coherente, el caso de Homer y sus constantes cambios de humor son una excepción:
Todos los personajes de Los Simpson tienen un idiolecto muy marcado, salvo Homer, que habla como le da la gana. #APTIC_Simpson
— APTIC (@apticassociacio) junio 20, 2015
Al final del coloquio, tuve la suerte de poder hablar con María José sobre esta adecuación del lenguaje en la traducción del guion. Durante la charla había comentado que, mientras a ella le encanta escuchar a la gente de la calle para tomar nota de los diferentes sociolectos y estilos, algunos clientes prefieren la estandarización en el habla de los personajes, aunque estos sean muy diferentes en cuanto a la edad o clase social —elementos que, como sabemos, afectan mucho en la creación de estas variedades lingüísticas—. De esta lucha entre el lenguaje adocenado y el decoro ya hemos hablado en este blog, por lo que no me extenderé mucho más. Sin embargo, sí diré que el lenguaje marca y define al personaje que lo utiliza; por lo que la supresión de los rasgos naturales de cada estilo, en pro de una supuesta lengua tipo, lo único que provoca es la pérdida de veracidad, calidad y riqueza a toda la obra.
Respecto al trabajo del actor de doblaje, Carlos Ysbert nos habló de la poca relación entre el traductor y los actores, ya que en el estudio no siempre gusta que haya comunicación directa sin su intervención.
Una vez recibido el guion, el adaptador hace los ajustes de la traducción. Ysbert hizo —mejor dicho, cantó— una estupenda demostración de cómo se ajustó la propuesta de María José para una canción de Homer, según la imagen y la boca del personaje.
También nos habló de los takes: unidades de unos treinta segundos de duración con las que se mide el trabajo y la remuneración de los actores. Al hilo de esto, comentó el habitual pluriempleo, ya que, en muchas ocasiones, el trabajo de ajustador es realizado por el director y este, a su vez, también es actor. Pese a ello, la última palabra la tiene el productor, ya que es él quien decide el elenco de actores que dará voz a los personajes -en ocasiones, de manera muy arbitraria.
La crisis también apareció en la charla: el sector se ha visto afectado a nivel de sueldos y en la eliminación de varios pasos de la cadena de calidad del texto. Un ejemplo de daño colateral es el doblaje de personajes que aparecen muy de vez en cuando, cuyas voces pertenecen a diferentes actores, causando grandes críticas por parte de los seguidores.
Els traductors audiovisuals i dobladors també han de fer cada cop més feina per menys diners. No dispareu al missatger! #Aptic_simpson
— Gerard Sugranyes (@GSugranyes) junio 20, 2015
Datos curiosos:
- La traducción para el cine aporta más prestigio al traductor que el de los guiones de las series.
- A veces se doblan películas traducidas, previamente, al inglés. Esto hace que la traducción final al español no cuadre.
María José nos cuenta un caso de una película danesa cuyo guion le llegó traducido al inglés con Google. ¡No te fíes de nada! #APTIC_Simpson
— APTIC (@apticassociacio) junio 20, 2015
- Para que evitar que se filtre información, a veces se trabaja sobre versiones provisionales con imágenes de escasa —o nula— calidad. Con este secretismo fue tratado el final de Lost, donde María José tuvo serios problemas con el guion, ya que iba a ciegas en la traducción de ciertos elementos que no se revelaban hasta el final de la serie.
A veces, por motivos de seguridad contra piratería, la película se muestra en negro y solo se ven las bocas de los personajes #APTIC_Simpson
— APTIC (@apticassociacio) junio 20, 2015
- Durante el primer visionado de la película Show girls, el productor, escandalizado, pidió que se eliminaran del guion todas las palabras que pertenecieran a un lenguaje marcadamente sexual, incluyendo las palabrotas.
- Si bien Disney facilita unos guiones muy completos, con numerosas referencias que ayudan a la traducción, también envía a los traductores un dossier de palabras prohibidas que no pueden ser usadas bajo ningún concepto.
Puedes ver aquí todos los tuits recogidos bajo la etiqueta #APTIC_Simpson.
¡Hola, Judit! Maya me ha hecho llegar este artículo de tu blog. Te felicito, qué buen resumen de la charla del otro día, me ha encantado. Muchísimas gracias por tu interés. Fue una experiencia alucinante charlar con todos vosotros. Voy a compartirlo en mi página de Facebook, Las Aguirre (Traducción audiovisual). Gracias de nuevo y un fuerte abrazo, María José.
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¡Hola, María José! Me alegra que te hayan gustado estos apuntes. Para mí -nosotros- también fue una gran experiencia teneros tan cerca y poder hablar con vosotros. Gracias por pasarte, por tus palabras y por difundir. Seguimos coleccionando glosarios. ¡Un abrazo!
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Hola M Jose:
He leído el artículo de tu blog y me ha gustado, pero hay cosas que no son exactas:
Yo soy actriz de doblaje; las tradiciones de los guiones son espectaculares, se trata de decir lo mismo en español que en el idioma original por supuesto, pero hay que adaptar el largo de la palabra o frase a la boca del actor. También una improvisación puede ser aceptada por el director de doblaje, que es quien manda. El guión ya llega a los actores adaptado, y se dobla a velocidades de vértigo si eres un profesional. Es un mundo apasionante, y muy complicado, no solo es prestar tu voz a un personaje, es interpretar a un personaje ya interpretado….
No podemos olvidar lo que en la profesión llamamos las «caquitas» sonidos al rededor de las palabras: masticar, sorber, tragar, mojar labios etc.
El doblaje me encanta y te hace sentirte feliz, ver tu voz bien encajada en un personaje es alucinante deja de ser tuya para ser de otro. Con el dual en todas las TV el detractor ya no pinta nada. Que cada cual lo vea como quiera o entienda.
Besos
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Hola, Helena:
Perdona, pero este blog no es mío, es de Judit de Diego. En esta publicación, Judit resume muy bien la charla que dimos Carlos Ysbert y yo en la sede de APTIC.
Un saludo, María José.
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Hola, Helena:
Gracias por pasarte y por las interesantes aclaraciones que nos haces sobre tu profesión (¡nadie mejor que vosotros para hablarnos de los «entresijos»!).
Carlos Spitzer Ysbert también nos comentó este «reajuste» del guion que tú comentas. Una vez se tiene el guion traducido en el estudio, algunos fragmentos son readaptados -bien por el ajustador, bien por el propio actor de doblaje- para que encaje lo mejor posible con la abertura de boca del personaje, la gesticulación de la cara, el largo de una palabra, etc. Esta era una de las ideas que quería expresar en mi entrada; aunque supongo que, por espacio (o por no aburrir al personal), traté de abreviar y no quedó tan claro.
Tomo nota del concepto de «caquita» (¡muy curioso el nombre!).
Permíteme solo una puntualización, por aclarar el asunto de autoría y responsabilidad de lo que cada uno dice/escribe/opina: tanto el blog como la entrada son mías.
Gracias y enhorabuena por la gran labor cultural que hacéis desde los estudios de doblaje. ¡Un saludo!
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